jueves, 26 de marzo de 2009

Enemigo Nº 2, LOS CELOS…

Los celos no son amor.



Los celos, en contra de lo que podría parecer y de lo que sugieren algunas letras de canciones, argumentos literarios o guiones de películas, no siempre son consecuencia de un gran amor, ni indican cuánto se quiere, se necesita o se desea a la otra persona. Y, normalmente, quienes padecen preferentemente estos ataques de celos son personas muy centradas en sí mismas, que sólo se curarán saliendo de su autoencierro. En muchas situaciones de celos hay, más que amor o miedo a la soledad, otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en uno mismo, de envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro...


Un tipo muy especial de celos son los infantiles ("complejo de Caín"), que se manifiestan tras el nacimiento de un nuevo hermano. El niño, antes centro de todas las atenciones, se ve obligado a aceptar que debe compartir con el nuevo miembro de la familia el amor y cuidados de sus padres, muy especialmente de la madre, lo que hace que vea en el recién llegado un usurpador y la malquerencia hacia "el intruso", lo que puede conducirle a volcar su agresividad en su pequeño hermano. Según los psicólogos, no es extraño que incluso el origen de ciertos estados neuróticos que sufren los adultos provenga de secuelas de celos infantiles padecidos hace décadas. Pero los celos no son exclusivos del espacio familiar o sentimental: otro ámbito donde germinan es el mundo laboral.


Los celos afectan con frecuencia a profesionales desconfiados y muy competitivos (en la mala acepción del término), incapaces de trabajar en equipo y que invierten gran parte de su tiempo y energía en los pequeños detalles, no compartiendo información y controlando cuanto ocurre a su alrededor, a fin de que nadie presente un trabajo que pueda ensombrecer el suyo. La vida y valía personal de estos celosos laborales giran en torno a su estatus profesional y mantienen una baja autoestima (disfrazada frecuentemente de autosuficiencia). Y, por supuesto, con esa actitud, evidencian su inseguridad y un déficit de inteligencia emocional, al no responder positiva y equilibradamente a los estímulos del exterior, en este caso, a la competencia de sus compañeros de trabajo.


También pueden surgir los celos en la relación con los amigos ("ese es el más guapo, aquella es la más lista, ese el que tiene la casa más bonita, este es el que está casado con la que más dinero gana"), pero normalmente no generan tantos problemas ni alcanzan dimensiones dramáticas.

Si nos sentimos celosos de nuestra pareja:


"Los celos son malos consejeros" dice el refrán. No desdeñemos su importancia ni dejemos que se nos cuelen como sentimientos normales o que hasta tienen su encanto, por cuanto trasmiten "lo mucho que le quiero". En la realidad cotidiana, los celos rompen y enturbian las relaciones, y los individuos celosos acaban minando, con su posesividad y persecuciones asfixiantes, el gozo y el placer del encuentro, el equilibrio en la pareja, que se basa en la ternura, la comprensión, la tolerancia y el respeto a la autonomía del otro. Si en un momento determinado nos sentimos víctimas de un ataque de celos que perjudica nuestro bienestar emocional, actuemos deducidamente:


Seamos conscientes de que estamos padeciendo los celos sin querernos engañar jugando a progresistas.

Comuniquemos nuestros sentimientos a la persona cuyo comportamiento ha generado los celos, especificándole claramente las conductas que nos hacen sentirnos celosos.

Hablémosle cuanto haga falta, aunque sin someterla a una presión excesiva (y mucho menos aún, recurriendo a amenazas o agresiones físicas), y con ánimo de pedirle que nos ayude a disipar nuestras dudas. Se trata de saber qué ocurre en realidad y de cotejarlo con nuestra percepción, que perfectamente puede ser errónea.


Si se trata de un pensamiento irracional que estamos alimentando, debemos apoyarnos en la realidad y desterrarlo definitivamente. Nos será más fácil si contamos con la ayuda de la otra parte. Pero no olvidemos también es parte afectada, a la que debemos comprender y ayudar.


Revisemos durante un cierto tiempo nuestra actitud ante la otra persona, para comprobar que los celos han desaparecido.

Fortalezcamos el diálogo continuo, la confianza y el contacto amoroso: son los mejores instrumentos para superar el desencuentro y los celos.

Aceptémonos más, confiemos en nosotros mismos y trabajemos la seguridad en nosotros mismos, nuestra autoestima.

Si sufrimos un cuadro agudo de celos o nos vemos incapaces de gestionarlos por nosotros mismos, dirijámonos cuanto antes a una consulta psicológica.


Y, por último, si hay motivo real para nuestros celos, planteemos con realismo la situación a nuestra pareja. Y armémonos de valor, paciencia y comprensión para superar la situación. Casi todo tiene un final, y el amor también puede tener fecha de caducidad.

“El celoso ama más, pero el que no lo es, ama mejor”… Molière, Jean-Baptiste Poquelin

“Cuando el hombre es celoso, molesta; cuando no lo es, irrita”…Refrán


Extracto De …. http://www.tnrelaciones.com/celos/index.html

12 comentarios:

LOLI dijo...

Si que son malos los celos,pero si se esfuerza en superarlo, y tus consejos son buenos,puedes acabar con ellos,así como tu dices,hablando.
El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta.

Ser celoso es el colmo del egoísmo, es el amor propio en defecto, es la irritación de una falsa vanidad.
Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.
un besazo

J. Marcos B. dijo...

Donde hay celos, no hay amor verdadero...y estoy de acuerdo con la cita de Honore.

Las personas celosas no se aman a ellas mismas, necesitan un amor descomunal y pesado que acaba mas bien en peleas histéricas y obtusas en las parejas, hasta diría peligrosas a veces...

El verdadero amor no se trabaja, no se calcula, no se pide, no exige, no se compra, solo se da...vibra y fluye en las personas que tienen paz dentro porque saben cuidarlo a diario agradeciendo al Universo tenerlo.

Un beso Lola, y gracias por tu comentario siempre bienvenido.

TitoCarlos dijo...

Tenía amigos celosos. Acabaron destrozando de forma traumática la pareja. Nunca lo he entendido, pero la visión cercana del personaje celoso es patente en nuestra sociedad. De lo visto, crearé próximamente una entrada, llamada, como no, "Te quiero".
Siempre he pensado que es una enfermedad, no relacionada, precisamente, con el amor.

Un abrazo,

roxana dijo...

J. Marcos. que bueno!!!!!!!!!!!! Excelente lecciòn! Lo guardo entre mis escritos especiales!!!!!!
GRACIAS!!!!!!!!
ABRAZO Y UN EXCELENTE DIA!

Cynthia dijo...

Lindo texto a seguir, pero no es facil no es tan lineal la vida, tiene sus vueltas sus enojos, sus arrebatos, sus verdades, uyyyyyy tantas cosas y tambien los celos esos que lastiman, molestan y que tambiena algunos dicen por amor.

En fin... todo es un aprendizaje y una elección, se puede cuando se quiere, lo dificil no es imposible.

besotes gracias por compartir.

josé maría dijo...

Hola Marcos¡
Los celos son una de las muestras más claras de inseguridad en uno mismo, un fuerte abrazo zen...

PAZ Y AMOR para ti, para todos...

estoy_viva dijo...

Se comenta se dice que las personas que son celosas son porque son muy inseguras en la vida, que no saben ser independiente ni dar un poco de libertad a la pareja..
Con cariño
Mari

Jorge Martin dijo...

los celos es una de las peores virtudes del del humano es una pena que malgastemos tanto esfuerzo en una cualidad que crea inseguridad entre las personas. Nos leemos

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Juan Marcos muy buena entrada...como todas....
por ellos por los celos se puede llegar a matar.
Nada que ver con el amor
besitos y amor para ti
je
tqm

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Juan Marcos muy buena entrada...como todas....
por ellos por los celos se puede llegar a matar.
Nada que ver con el amor
besitos y amor para ti
je
tqm

J. Marcos B. dijo...

Libertad...

Gracias a todos por estar...

Nuda dijo...

He venido por casualidad, me tome la libertad de citar tu foto en una entrada mia. Volvere sin duda para retribuirte, interesante punto de vista.