
Para darles un idea de lo que intento transmitir hoy, considere las siguientes analogías. Una de ellas la he vivido hace unos días cuando me acompañaban al aeropuerto.
El conductor del vehículo conoce perfectamente la carretera, hace más de 30 años que circula por ella. De repente se equivoca... y se encuentra en dirección opuesta a la autopista que teníamos que coger. Enseguida se pone a vociferar insultando y culpando a todo, las señales de trafico, las rotondas mal hechas, los ayuntamientos, su país... ¡TODO! ...menos ÉL..., quien finalmente es el verdadero culpable por haber faltado de simple ATENCIÓN. Por supuesto no reaccioné, ¿para qué...? simplemente le ayude a retomar el buen camino plan zen y calmándolo, relajando la situacion diciéndole que no sirve de nada enfurecerse, y que si pierdo el avión, mejor para mi, sera por algo...porque todo esta siempre bien bajo el cielo, pase lo que pase... Luego se reía conmigo cuando finalmente llegamos a tiempo...eso fue muy bueno, porque se dio cuenta y es lo principal... es que a veces, ni nos damos cuenta, seguimos ahí en la tontería...durmiendo. Él por lo menos reconoció su fallo, y es de sabio reconocer nuestros errores.
Hay muchos ejemplos, este es otro que leí en el maravilloso libro de "La Caja" que sugiero en este blog a la izquierda. Imaginemos a un niño que aprende a gatear. Va por ahí hacia sus nuevas aventuras y se mete debajo de una mesa en medio de varias sillas. Empieza a golpearse y enfurecerse por no poder salir de donde se metió. Si ese niño pudiera hablar, seguro que echaría la culpa de sus problemas a los muebles...
Es así lamentablemente, a la gran mayoría le gusta echar la culpa a los demás o a las cosas si algo falla en sus vidas. Hay un sin fin de ejemplos... También preferimos llevar mascaras para esconder el que somos verdaderamente detrás de ella, muchos se engrandecen tonta-mente, piensan que de esa forma los demás lo verán como alguien "importante.".. Lo que no saben esas personas es que un día, alguien o algún acontecimiento x, le hará tumbar la mascara y sentirse muy pequeños, lo que en realidad siempre fueron. Siempre sale el plumero un día u otro... Ese día se quedara ahí desnudo, frente a el mismo y, como much@s, al perder pié, se inventara miles y unas justificaciones para no hundirse bajo el suelo. El Ego, otro tema importante...pero ya hablé un poquito de este tema por aquí, quizás vuelva a desarrollar algo más un día, si Dios quiere y me ayuda a inspirarme. Para el que quiera algo más sobre el ego, hay un muy buen libro de Osho que trata el tema, "El libro del Ego", muy bueno, fácil de leer y comprender.
El verdadero SER nace del no ser, aprendiendo a reconocer sus errores y siguiendo caminado humildemente.
"La ignorancia es la noche de la mente, pero una noche sin luna, sin estrellas". CONFUCIO.
Un abrazo zen, CUIDAROS Y AMAROS MUCHO... Marcos.