viernes, 29 de noviembre de 2013

DEIFICAD LOS DESEOS…




¿Quién encuentra placer en un cuadro, el que lo vende o el que lo mira? Del mismo modo, todo este universo es un cuadro. Cuando los deseos se hayan desvanecido, los hombres gozarán del mundo, y entonces, esas compras y esas ventas, esas absurdas ideas de posesión, habrán llegado a su término. Cuando se haya ido el prestamista, el comprador, el vendedor; el mundo será un cuadro, una pintura magnífica.
Jamás he leído una concepción de Dios más bella que ésta: “Él es el Gran Poeta, el Antiguo Poeta: el Universo entero es Su poema, que fluye en versos y rimas y ritmos, escritos en la dicha infinita”.
Cuando hayamos renunciado a los deseos, podremos descifrar este Universo de Dios y gozar de él. Entonces, todas las cosas serán deificadas. Los rincones y los recovecos, los caminos desviados y los senderos umbrosos, que nos parecían siniestros y sombríos, todo será deificado.
Todo revelará su verdadera naturaleza, y nos reiremos de nosotros mismos, pensando que estos gritos y estos llantos, no han sido sino juegos de niño, que hemos estado observando, como testigos.
Por lo tanto, realizad vuestro trabajo… renunciando; renunciando al mundo aparente, transitorio. ¿Qué se entiende por esto? Ver a Dios por doquier. Es así como debéis actuar.  Si queréis, desead vivir cien años, tened todos vuestros deseos terrenales; pero, deificad esos deseos, convertidlos en un cielo. Tened el deseo de vivir sobre esta tierra una larga vida, de servicio, de plena dicha y actividad. Trabajando así, encontraréis la solución. No hay otro modo.
Cuando un hombre se zambulle íntegramente en la fatuidad del lujo mundano, sin saber la verdad, ha perdido su ruta, no puede llegar a la meta. Y si un hombre maldice al mundo, se retira a un bosque y allí mortifica su carne y se mata poco a poco a sí mismo por la inanición, transforma su corazón en un desierto desolado, extermina todo sentimiento, se vuelve duro, austero, seco, también ese hombre ha errado el camino.
Estos son los dos extremos, los dos errores que se encuentran en cada extremidad. Ambos han perdido la senda, ambos han perdido la meta.
SWAMI VIVEKANANDA