EL CORAZÓN HUMANO.
Las personas inteligentes y
de buena voluntad del mundo, sea cual fuere su nacionalidad, su fe o su
creencia, están vinculadas necesariamente con un principio ético
universal, Este principio ético está representado en el corazón de todos
ustedes.
Habitualmente aceptamos el corazón sólo
como un órgano destinado a producir la energía que da vida al organismo
físico; ha llegado el momento, sin embargo, de que al corazón se le
asigne su verdadero valor causal o divino. Naturalmente, que hablar del
corazón hoy día, dentro de un mundo inmerso en tantas crisis y
dificultades, con el sufrimiento engendrado por las vicisitudes de
tantos acontecimientos negativos puede aparecer como un romanticismo o
como algo superficial.
Yo les digo a ustedes que
están aquí porque su corazón así lo ha dispuesto; el corazón sabe más
que nosotros mismos, si podemos utilizar esta expresión, la mente se
limita a observar, a efectuar deducciones, a crear obstáculos a veces a
la propia vida individual.
El corazón jamás les
traiciona, jamás se equivoca, y naturalmente, debido a la presión de los
tiempos, a la angustia del corazón oprimido de tantos seres humanos que
han perdido su fe en sí mismos y en los demás, el corazón real, aquel
que nos da vida y santifica nuestra conducta, está exigiendo de nosotros
un esfuerzo de adaptación a sí mismo.
A través del
tiempo, hemos creado un sinnúmero de edificaciones internas para buscar
el centro místico del corazón, llámesele Dios, la Verdad, la Luz etc.
sin embargo, la condición misma de esta estructura buscando una
finalidad definida, que es genuinamente mental, nos ha apartado
radicalmente de este centro místico del corazón, y por tanto, faltos de
este convencimiento vivo, que sólo lo da el convencimiento místico de la
Verdad, hemos perdido la fe en todo cuanto nos rodea, y lo que es
peor, la fe en nosotros mismos, en aquello que está más allá de las
características mentales del afán de las locas conquistas y también del
esfuerzo por dominar el deseo sujeto a la presión del tiempo, Entonces,
se le presenta al investigador profundo, a aquella persona inteligente y
analítica que ha ido observando progresivamente la ilación de los
acontecimientos vitales tal como se desarrollan en la humanidad, que se
ha dado cuenta de las crisis y dificultades que acompañan la acción del
tiempo, que ha reconocido sin duda, porque es aparente, que ningún
sistema político, ni religioso, ni social, ha logrado introducir al
hombre en la cámara secreta de sí mismo, lo cual implica ante todo y por
encima de todo que ha errado su camino.
Cuando
existe en la humanidad organizada y en el ambiente social donde
desenvolvemos nuestras actividades cotidianas, esta pérdida de fe y
esperanza, es porque ha fallado la estructura, sea cual fuere el nombre
que le adjudiquemos, sea cual fuere su importancia; la importancia de
una estructura no depende de la propia estructura, depende de los
hombres que la gobiernan o de aquellos que la han construido, Pero, si
falla el hombre en sí mismo, si falla su fe en su propia estructura ¿qué
será de la estructura que el hombre haya construido?
Los
tiempos actuales son rigurosamente drásticos, y esto ustedes lo habrán
comprobado sin son observadores inteligentes de lo que está ocurriendo
actualmente en el mundo y en su propio país, Hay una convulsión total
dentro de la organización específica que rige los destinos de una
nación, en todos los países del mundo se está observando esta
precipitación, yo diría de energía cósmica que está produciendo un
despertar interno en todos los seres humanos, sea cual sea su condición,
sea cual sea su fe, su creencia o los motivos inviolables de su
búsqueda, Así pues, ¿qué vamos a hacer, para reducir el bagaje kármico
de los acontecimientos del tiempo, qué vamos a hacer para introducirnos
virtualmente dentro de nosotros mismos donde se halla el asiento
inmutable de la Verdad ? ¿No será dejando de depositar la fe en las
estructuras que hemos construido? ¿No será, asignándole a la mente una
importancia secundaria?, porque la mente nos ha traicionado, porque la
mente que fabrica todas las complicaciones del tiempo no nos ha deparado
la Verdad que ansiamos, no ha llenado nuestra vida de paz, de
tranquilidad, de fe y de esperanza.
Hay que retornar
al principio, hay que volver a lo que fuimos siempre, darnos cuenta de
lo que somos ahora, ver la diferencia entre la virginidad absoluta del
corazón y el pecado de la mente, aplicándole al pecado todo ese sistema
discriminatorio de valores psicológicos que nos han ido separando los
unos de los otros,
¿Cuál es esta condición necesaria?
No será un premio a la abnegación sino un triunfo de la comprensión por
encima de las decisiones de la mente, no se comprende con la mente, con
la mente se conocen las cosas, pero con el corazón se comprende
exactamente nuestra relación con los demás; y ahí, en esta relación con
los demás, ha fallado el espíritu del hombre, Se impone por tanto una
reorientación total de todo nuestro equipo psicológico, centralizando
todas nuestras energías y dirigiéndolas hacia el camino justo y
apropiado, el camino que va hacia adentro y no el que va hacia afuera.
Hacia
afuera, ¿qué es lo que vemos? El dolor, el sufrimiento, la angustia, la
esperanza, el temor de todo aquello que hemos fabricado, Hacia adentro
está lo desconocido, la paz inmortal, el poder redentor, la salvaguarda
de los intereses cósmicos, Siendo así, es posible, esta reorientación
nacida de la comprensión y no del conocimiento intelectual.
El
hombre puede ser un erudito, puede ser una mente super-cargada de
conocimientos esotéricos o profanos y, sin embargo, no tener la llave
que abre la puerta que conduce al corazón, Esto es evidente porque
ustedes se darán cuenta que han fallado por su base todas aquellas
estructuras en las cuales habíamos confiado y si falla la estructura es
porque ha fallado la base de la propia creación, o que la creación ha
sido inducida por falsos móviles y hemos perdido así nuestra capacidad
de decidir por nosotros mismos, ya no decide el hombre, decide la
estructura que él mismo ha creado y en esta decisión de la estructura se
halla cerrado el camino que conduce al hombre interno, al hombre
interno que somos todos nosotros, este ser humano glorioso en quien
descansa la salvación del mundo, que no puede estar sujeto a las
variaciones temporales porque este ser interno vive en la Gloria de lo
eterno Y yo digo y afirmo, que la Gloria de lo eterno está aquí entre
nosotros, que no constituye una meta lejana sino que nosotros podemos
salvaguardar los valores del espíritu y producir el nuevo tipo de hombre
que anhela la sociedad del futuro, pero no confiemos tanto en el futuro
como en el presente, la única manera de ser creadores, es empezar aquí y
ahora un nuevo sentido de valores éticos y sociales, basado en el
conocimiento de sí mismos, basado en la actividad interna, basado en la
inoperancia del "yo conceptual" que ha creado las modificaciones
ambientales, que ha creado todo el sistema de valores establecidos, que
ha creado todos los departamentos de actividad humana, y todo esto ha
fracasado.
Ustedes se dan cuenta que ha fracasado,
aquello en lo que ustedes habían depositado su esperanza, porque aquello
no son ustedes, aquello es una creación inexacta, incorrecta y,
permítanme decirlo, hasta cierto punto inmoral, porque inmoral es
siempre la lucha entre las diversas estructuras mentales que el hombre
ha creado, nos peleamos por razones muy superficiales, como por ejemplo
el camino que conduce a Dios, el camino que conduce al corazón, No
discutimos en términos de corazón sino en términos mentales, en términos
de conocimientos, en términos de estructuras, Ahora, con la presión de
la Nueva Era , con la presión de la energía cósmica que el corazón
humano está invocando se presenta la oportunidad de una nueva gloria
social basada siempre en la comprensión de los problemas humanos, no en
simples estadísticas y entonces surgirá triunfante la Verdad que debe
conducirnos a la Paz , al equilibrio de valores psicológicos, en
definitiva al Karma, la Ley de la justicia, que es paz integral y es
libertad absoluta.
Por Vicente Beltrán Anglada,
Gracias Marcela Oromi por compartir este excelente texto :)